El 2016 ha finalizado y fue un año lleno de risas y lágrimas, que me han hecho madurar de alguna forma u otra. Durante el 2016 pasé por un montón de experiencias, unas buenas y otras malas, pero que definitivamente me ayudaron a crecer como persona. Para empezar esta nueva entrada les contaré algunas de dichas experiencias.

En marzo perdí a una compañera de la universidad, fue una experiencia traumante no sólo para mí si no que también para mis amigos y que sólo con la ayuda de Dios pudimos superarla. Durante el transcurso de los meses me di cuenta quienes en realidad eran mis verdaderos amigos y quienes sólo estaban fingiendo. Pero, ¿por qué sólo hablar de las malas experiencias? También conocí a un montón de personas buenas que me hicieron reír y disfrutar durante todo el año. Conocí a alguien muy especial para mí, que me ayudó a empezar a superar partes de mis traumas y que me ayudó a cambiar ciertos aspectos malos de mí. No me considero una persona madura porque sé que todavía me falta mucho por aprender pero sin duda durante este año que acaba de finalizar maduré en varias áreas de mi vida.

Un nuevo año empieza y espero poder cumplir todas mis metas. Entre ellas espero poder mejorar en mis estudios y mi vida espiritual, aprender a ser un poco más organizada y también aprender a dejar de ser tan impulsiva, cosa que siempre me ha traído muchos problemas jaja.

Espero que ustedes también puedan cumplir sus metas, propósitos y sueños durante este nuevo año.

-KG